Audir y Mémora colaboran en la elaboración de Duellum, la guía de celebraciones funerarias en las distintas confesiones. En el budismo no solo busca honrar al difunto, sino también facilitar su tránsito hacia una nueva existencia o liberación, al mismo tiempo que los asistentes generan méritos y beneficios espirituales para todos los seres.
El budismo Vajrayana es una de las ramas más importantes del budismo, y se centra en la realización de ceremonias y prácticas espirituales que buscan guiar a los seres en su camino hacia la iluminación y la liberación del sufrimiento. En el contexto de la muerte, se realizan ceremonias específicas, como la de Sukhavati, que es una de las principales prácticas funerarias en esta tradición.
Ceremonia de Sukhavati
La ceremonia de Sukhavati tiene como objetivo ayudar al fallecido a alcanzar un renacimiento favorable o incluso la liberación completa del ciclo de la reencarnación, dependiendo de su karma. Esta ceremonia, que puede llevarse a cabo durante el velatorio, sigue un esquema bien definido:
- Saludo a los congregados: Es la apertura de la ceremonia, donde el lama o maestro dirige unas palabras a los asistentes.
- Meditación: Se invita a los presentes a entrar en un estado de calma y concentración, lo que también se conoce como la práctica de Shiné.
- Discursos de celebración: Durante este momento, los congregados recuerdan la vida del difunto, evocando sus buenas acciones y momentos significativos.
- Recitación del ritual del Sukhavati: Este es el corazón de la ceremonia, donde se recitan textos y oraciones sagradas con el fin de facilitar el tránsito del fallecido a un mejor estado de existencia.
- Quema de la foto del difunto: Como símbolo de liberación y desapego, se quema la fotografía del fallecido, lo que también simboliza la impermanencia y el paso a otro estado.
Preparación del cadáver y recomendaciones
Dada la complejidad y diversidad de las diferentes tradiciones budistas, es esencial que el lama, maestro o practicante cualificado guíe cada paso de la ceremonia. Este guía se encargará de decidir el tipo de prácticas y oraciones adecuadas, así como el tiempo que debe velarse el cadáver. Dependiendo del nivel de práctica del difunto, el velatorio puede durar desde un día hasta 49 días en el caso de grandes maestros budistas.
Las personas encargadas de velar el cadáver deben mantener una actitud serena y positiva, recordando los aspectos más positivos de la vida del difunto. Se recomienda que practiquen meditación o visualizaciones según las indicaciones del lama o maestro. Durante este periodo, los asistentes deben mantener el máximo silencio posible y evitar tocar o golpear el féretro.
Oraciones y prácticas
Durante el velatorio, se realizan diversas oraciones y prácticas, como la recitación de los "Cuatro Pensamientos Inconmensurables", que desean felicidad, libertad del sufrimiento, y una gran equanimidad para todos los seres. Estas oraciones buscan generar méritos y beneficios tanto para el fallecido como para todos los seres vivos.
Existen tres aspectos clave en estas oraciones: la aspiración de que todos los seres, incluido el difunto, se liberen del sufrimiento y alcancen la felicidad; el recuerdo de las acciones benéficas del fallecido, que genera alegría y empatía en los asistentes; y la dedicación de todos los méritos obtenidos por las prácticas espirituales a favor de los seres vivos y el fallecido.
Creencias sobre la muerte y el más allá
En esta rama del budismo se cree que cada persona renace en una situación más o menos positiva dependiendo de su karma. El momento de la muerte es considerado una oportunidad para purificar el karma acumulado y enfrentarse a este proceso con el espíritu adecuado de desapego. Por ello, los rituales son esenciales para ayudar al difunto a liberarse del ciclo de la reencarnación o, en su defecto, renacer en las mejores condiciones posibles.
Objetos de celebración y música
Durante la ceremonia, se colocan objetos simbólicos en el altar, como una bola de cristal que representa la mente del despertar, velas e incienso que simbolizan la generosidad y la disciplina, y un texto budista que representa las enseñanzas. Todo esto se acompaña de música que forma parte de las oraciones y textos sagrados, en particular, los que hacen referencia a deidades como Amitaba o Chenrezi.