
Entrevistamos a Jordi Fernández, responsable de Tanatopractores de Serveis Funeraris de Barcelona – Mémora desde hace 15 años. "¿Eso qué es?”, cuando explica a qué se dedica las reacciones suelen ser de admiración o asombro.
¿Cuáles son tus funciones?
Responsable del equipo de Tanatopractores de Serveis Funeraris de Barcelona – Mémora desde hace 15 años y de las salas de Tanatopraxia, y desde el año pasado también me responsabilizo de la formación dentro del grupo Mémora en Tanatopraxia y estándares de calidad del servicio que ofrecemos. Además, me ocupo de la gestión de los equipos, pedidos, calidad del servicio y gestión documentación sanitaria.
¿Cómo describirías tu día a día en el trabajo?
El objetivo es intentar ser lo máximo profesionales posibles buscando la excelencia en el trabajo diario para que el reencuentro de los familiares con su familiar o amigo fallecido sea lo más placentero posible, sabiendo que la situación siempre es muy dura.
¿Cuáles son las partes más difíciles y las más gratificantes de tu trabajo?
Intentamos siempre hacer un buen trabajo, partiendo como base fundamental el respeto y profesionalidad. Nunca te acabas de acostumbrar a las diferentes casuísticas que nos encontramos y en muchas ocasiones nos invade un sentimiento de injusticia, en cambio, cuando se produce el reencuentro, en muchas ocasiones nos llaman las familias para darnos las gracias por el trabajo realizado. En ocasiones escuchas los comentarios entre los familiares y amigos, comentarios muy positivos (que guapo/a lo han puesto, realmente parece que está dormido, etc.) y ello te da ánimo para seguir haciendo nuestro trabajo.
¿Cómo acompañas a las familias en tu lugar de trabajo?
En mi caso en muy pocas ocasiones a no ser que te llamen para poner algún objeto o hacerte alguna observación o simplemente darte las gracias. Sea lo que sea, atendiendo siempre a cualquier petición o necesidad que tengan.
¿Cómo crees que se ve tu labor desde fuera?
Seguimos siendo una parte muy invisibilizada, todo lo que tiene relación con la muerte, no gusta, y nuestro día a día, tiene, en todo su sentido relación con la muerte. Nuestra cultura le da la espalda a la muerte, cosa comprensible y totalmente normal, y cuando explico que soy tanatopractor, la primera reacción casi siempre es preguntar: ¿Eso qué es?”, entonces cuando lo explicas las reacciones suelen ser de admiración o asombro.
¿Qué dificultades puedes encontrarte en tu día a día?
Las dificultades suelen ser referenciadas a las expectativas que pueden depositar los familiares o amigos del fallecido a nuestro trabajo y que por el motivo que sea no podemos alcanzar. Por ejemplo, en muchas ocasiones nos traen una fotografía de la persona fallecida, fotografía que suele estar realizada en un momento de alegría, fiesta o celebración, en algún caso, pueden pensar que conseguiremos que el fallecido/a alcance la plenitud de esa fotografía, y no siempre lo podemos lograr, ya sea por el deterioro que haya podido sufrir según la enfermedad que le ha llevado al exitus, o por un accidente, etc.
¿Qué te impulsó a trabajar en el sector?
Yo no me había planteado trabajar como tanatopractor nunca, pero por diferentes circunstancias, empecé a trabajar como conductor de coche fúnebre los fines de semana. Me acuerdo que cuando pasaba por delante de la puerta de la sala de tanatopraxia del antiguo Tanatorio Sancho de Ávila, me llamaba mucho la atención y veía a los tanatopractores la dedicación y profesionalidad de cómo trabajaban, aquello me motivó e hizo crecer en mi interior dicha posibilidad. Desde entonces, me formé y dicho y hecho, hasta hoy.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
Mi trabajo es totalmente vocacional, si seguimos el hilo de la pregunta anterior, puede entenderse contradictoria la respuesta, pero fue ver y conocer este oficio y enamorarme de él, de golpe nació la vocación.
¿Cuál es el caso más extremo o difícil que recuerdas?
Todos los casos tienen sus diferentes necesidades y para cada familia su caso es único. Siempre intentamos hacer lo mejor posible nuestro trabajo y ayudar, y en muchos casos te invade un sentimiento de injusticia y rabia porque consideras que la persona que tienes delante no le tocaba. Siempre que hay una persona joven o un niño en la sala, se nota en el ambiente, inconscientemente nos afecta, pero afrontamos esa situación con la mayor entereza posible.
¿Cuáles son las partes más difíciles y las más gratificantes de tu trabajo?
Intentamos ser lo más natural posible y que no nos afecte en nuestro día a día la tristeza y las situaciones que vivimos en nuestra jornada laboral, intentamos que se queden en el interior de la sala de tanatopraxia. Puede parecer una frase hecha pero mi trabajo en su conjunto es lo más gratificante: poder ayudar a las familias de alguna manera, el dar dignidad a la muerte y afrontar situaciones complejas.
¿Cómo afrontas la muerte?
Una realidad aleatoria. Tengo la suerte de trabajar cada día con la muerte y ello me hace valorar cosas muy insignificantes para mucha gente. Además hace nueve años enfermé y me diagnosticaron un cáncer linfático, pude comprobar y sentirla de cerca de diferente manera, no solo por trabajar con ella cada día, también por plantearme la posibilidad de que pronto podía llegarme y ser yo el protagonista, porque siempre, el difunto es el protagonista.
¿Ha cambiado tu forma de vivir la vida y la muerte desde que trabajas en Mémora?
Es curioso, que con lo acostumbrados que estamos a trabajar cada día y afrontarnos a ella, cuando te toca de cerca ya sea por la pérdida de un familiar o amigo, nunca te acabas acostumbrando. Cuando uno de los tuyos es el fallecido, el dolor y la tristeza se hace realidad, son crueles, uno siempre piensa que lo sabremos afrontar de diferente manera y la realidad es todo lo contrario, es en ese momento cuando aun más valoras el trabajo que realizamos.
¿Cómo manejas la tristeza y el duelo en tu trabajo?
Intento ser lo más positivo posible, vivir el día a día con intensidad y no permito que lo que veo o vivo diariamente por el trabajo que realizo me afecte en mi vida. Posiblemente de alguna manera me afecta, pero no soy consciente de ello intento ser feliz y para ello tengo un secreto que os voy a compartir. No vivas con rencor.