¿Qué ocurre desde una defunción en un hospital, una residencia, un domicilio o en la vía pública hasta que se inicia el servicio en el tanatorio? Entrevistamos a Lidia Martínez, ella forma parte del equipo de recogidas de difuntos en Mémora Girona.
¿Resumidamente, cuáles son tus funciones? ¿Cómo es tu día a día?
Formo parte del equipo de recogidas de difuntos. Estas son en hospitales, residencias, domicilios y judiciales (cuando se trata de un accidente, suicidio, asesinato, muerte repentina). Además, también hago acondicionamiento de los mismos en la sala de tanatopraxia en el tanatorio.
¿Cómo acompañas a las familias en tu lugar de trabajo?
Siendo empática y lo más profesional posible, explicándoles en cada momento lo que vamos a hacer y prestando mi ayuda.
¿Cómo crees que se ve tu labor desde fuera?
Un trabajo esencial y necesario. A nivel personal, me dicen que soy una persona con mucho valor, poco aprensiva y que sé gestionar las emociones negativas.
¿Qué dificultades puedes encontrarte en tu día a día?
Dificultades tanto a nivel físico como emocional. Algún sobre esfuerzo que otro y alguna situación que a lo mejor afecta más de lo normal.
¿Qué te impulsó a trabajar en el sector?
La muerte de mi madre cuando yo tenía 23 años. Me preguntaba qué le harían, dónde la llevarían... y pensé que algún día conseguiría trabajar de esto.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
La satisfacción de poder ayudar a las familias, tratando con el máximo respeto a su familiar difunto, igual que lo trataría si fuera mío. A parte, me pasan muy rápido las horas, hay buen ambiente con los compañeros.
¿Cuál es el caso más extremo o difícil que recuerdas?
Algún accidente, suicidio, niños... En concreto, una recogida de un suicidio en un domicilio. Estaba colgado detrás de una ventana, en avanzado estado de descomposición, me impactó el olor que se notaba ya en la entrada del bloque y fue necesaria la intervención de los bomberos.
¿Cómo afrontas la muerte?
Cuando me ha tocado a mi la muerte de un ser querido, he intentado aceptar cada uno de los sentimientos y emociones. Hablando con naturalidad, ya que es algo inevitable y que algún día nos va a llegar a todos. Recordando los buenos momentos.
¿Ha cambiado tu forma de vivir la vida y la muerte desde que trabajas en Mémora?
Sí, intento vivir al máximo, en el sentido de aprovechar cada momento, no desperdiciar mi tiempo con cosas o personas que no me llenan. No estar molesta por tonterías. Hacer más de lo que me gusta.. y decir más "te quiero" a mi familia.