¿Cuánto sabemos de tanatoestética y tanatopraxia? Francisco Javier Calero, tanatopractor y conductor funerario en Mémora Valencia, lleva más de tres décadas en el sector funerario y considera "la muerte su compañera en los turnos de trabajo".
¿Cuáles son tus funciones? ¿Cómo describirías tu día a día en el trabajo?
Realizo un amplio abanico de funciones, pero especialmente me encargo de la preparación de personas fallecidas y tareas que por mis conocimientos y habilidades las realizo únicamente yo, como retirada de marcapasos, acondicionamientos especiales de traumáticos o judiciales como profesional en tanatoestética y conservaciones temporales, embalsamamientos y pequeñas reconstrucciones como profesional en tanatopraxia. Además, también realizo recogidas de difuntos en hospitales, residencias o en domicilios, cremaciones, acompañamiento en servicios y traslados.
Mi día empieza con un turno establecido, pero sin saber cómo va a transcurrir. Cada día es diferente realizando las tareas asignadas junto a mis compañeros, en función del trabajo que haya tanto en ese momento como previsto por servicios anteriores.
¿Cuáles son las partes más difíciles y las más gratificantes de tu trabajo?
Personalmente no puedo enumerar las partes más difíciles porque en mi mente no visualizo dificultad alguna. Mi trabajo es encontrar soluciones y puede haber trabajos más laboriosos que conllevan mucho más tiempo y empleo el tiempo que sea necesario. Es tiempo invertido, nunca perdido. También es cierto que con los años de experiencia y la evolución que ha habido, sobre todo en medios materiales y equipos de movilidad, incluso una recogida en un domicilio sin ascensor la realizamos sin apenas dificultad. La verdad es que ha cambiado mucho en los 30 años que llevo en la profesión.
Lo más gratificante es el cambio de expresión de una familia a su llegada al velatorio al ver a su familiar; pasa de un crispamiento por nervios y tristeza a una relajación serena al ver el trabajo realizado. Puede ir con traje o sudario, se trata en la mayoría de las ocasiones por el trabajo que menos se ve pero que la familia más aprecia como una expresión relajada de facciones, unas manos expuestas y trabajadas… Las familias han acompañado a la persona fallecida en sus últimos momentos y saben cómo se encuentra, lo que no suelen esperarse es el cambio que ven tras un trabajo realizado correctamente y con dedicación.
Para mí es super gratificante terminar cada día con la conciencia de que he dado todo lo que llevo en mí para realizar las tareas que me fueron asignadas de la mejor manera posible.
¿Cómo acompañas a las familias en tu lugar de trabajo?
A las familias las acompaño con la mayor sensibilidad y respeto. No todas las familias se encuentran en la misma fase del duelo y trato de que puedan sentir una cercanía y un apoyo sin que en ningún momento sea invasivo.
¿Cómo crees que se ve tu labor desde fuera?
Esta pregunta puede tener un antes y un después. Hace 33 años cuando empecé había quien me decía que por qué trabajaba en este sector, había quien añadía que si no tenía otro trabajo, lamentablemente alguien lo tenía que hacer y comentarios de ese estilo. Se nos veía como trabajadores avocados por equis circunstancias a un sector que nadie quería realizar y las familias agradecían enormemente nuestra llegada y nuestro trabajo con un gran respeto.
De unos años a esta parte, coincidiendo con un inicio de cambio generacional y la alta demanda de personas que quieren dedicarse a este sector, promovido en gran parte por la cantidad de cursos que se ofertan en internet, muchas personas creen que unos vamos en traje y corbata conduciendo mercedes, que otros están maquillando, opiniones muy diversas pero que nada tiene que ver con la realidad y el día a día en el sector funerario.
¿Qué te impulsó a trabajar en el sector?
El impulsor fue mi padre. Me encontraba estudiando Magisterio con dudas sobre si seguir o qué hacer y fue él quien me dijo la típica frase de “si no estudias, a vestir muertos”. Terminé el curso y con 20 años le hice caso, entrando no por vocación sino por obligación. Es verdad que en aquel momento nunca imaginé lo que llegaría a significar este trabajo para mí, una de mis pasiones en la vida junto a mis animales y el deporte.
Al principio, visualizaba la estabilidad y fue a lo largo de los años que fui adquiriendo valores y principios, constancia en mi trabajo. Mémora me ofreció no sólo adquirir experiencia sino formarme en Barcelona en el 2011/12 obteniendo el título de Tanatopractor por la Universitat de Barcelona. Fue adquirir conocimientos que junto a la profesionalidad, disciplina y pasión por mi trabajo han hecho que pueda sentirme afortunado por poder dedicarme a lo que amo. Y debo añadir que igual de afortunado me he sentido cuando mientras mi padre estaba en vida se sentía orgulloso de la persona y el profesional en el que me había convertido. Gracias papá.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
Si debo decantarme por una parte del amplio abanico elijo todo lo relacionado con la tanatoestética y la tanatopraxia, empezando por la higienización del cuerpo, su aseo, su preparación y presentación.
¿Cuál es el caso más extremo o difícil que recuerdas?
Durante los años que Mémora era la empresa concesionaria del retén judicial en Valencia provincia y local fueron muchos los casos que pude ver. Hay un caso que perdura en el recuerdo, no sólo por lo extremo de la catástrofe y lo que conllevó, sino por el vuelco y apoyo de todo un sector, independientemente de colores y logos únicamente por vocación y ayuda. Fue el accidente ocurrido en el metro de Valencia aquel fatídico lunes 3 de julio de 2006.
Debo mencionar, aunque no sea únicamente un caso, sino decenas de miles de ellos, la pandemia del Covid-19. Todos y todas hemos sufrido algún caso cercano, sea familiar, compañero/a de trabajo, una amistad de quien no nos hemos podido despedir como correspondía. Fue muy triste la cantidad de familias que no pudieron despedirse, ni acompañar a su ser querido; resultaba sobrecogedor acceder a los cementerios con el coche fúnebre y que no hubiera familiares, al igual que la cantidad de urnas etiquetadas para hacer entrega.
¿Cómo afrontas la muerte?
Con naturalidad; la muerte no deja de ser una etapa de la vida. Más que afrontarla es mi compañera en los turnos de trabajo y cuando termino disfruto de la vida que tengo por delante y de mis pasiones.
¿Ha cambiado tu forma de vivir la vida y la muerte desde que trabajas en Mémora?
No, no ha cambiado en absoluto. Siempre he tenido claro que sólo tenemos una vida y hay que disfrutarla. Vamos pasando por etapas hasta que llegamos a la última, que es la muerte. Es cierto que muchas personas cuando empiezan en el sector suelen decir que valoran desde entonces más la vida al trabajar con la muerte. No es mi caso, quizá tanto por haber empezado tan joven como por mi forma de ser y de pensar.
¿Cómo manejas la tristeza y el duelo en tu trabajo?
Aparte de la sensibilidad, el respeto y la profesionalidad, la experiencia me enseñó hace muchos años que no todas las personas se expresan de igual forma y no por ello es que sientan menos. Como decía anteriormente no todas las personas se encuentran en la misma fase del duelo. Mémora como empresa concienciada y referente en el sector, nos ha proporcionado y nos proporciona herramientas, como acciones formativas por personal profesional y cualificado en la materia para poder manejar la tristeza y el duelo de la mejor forma posible.