El duelo desautorizado o duelo prohibido es difícil de afrontar. Actualmente muchas personas lo padecen, así como sus graves secuelas.
¿Qué es el duelo desautorizado?
Quienes atraviesan una situación de duelo y no se permiten o no les permiten expresar sus sentimientos al respecto experimentan lo que se conoce como duelo desautorizado.
No se permiten o no les permiten expresarse porque, efectivamente, esa prohibición o imposición puede ser ejercida por la propia persona o por un agente externo: otro familiar, una institución, la fuerza coercitiva de la presión social, etc.
De hecho, aunque pueda parecer extraño, suele ser la propia persona la que se somete a ese duelo desautorizado. Quizás porque se niega a aceptar los hechos, porque no se permite albergar ciertos sentimientos, porque se avergüenza de ellos…
Sea como sea, se trata de una represión del sufrimiento suscitada por un problema interno y particular de gestión emocional.
En otras ocasiones, el conflicto puede derivar de una situación ajena a esa persona que, de alguna manera, la somete.
Por ejemplo, un ambiente familiar que apuesta por la represión de ciertos sentimientos como modelo educativo desde la infancia y que, de alguna manera, condiciona a sus miembros al respecto.
O incluso situaciones mucho más graves, como aquellas que se producen bajo gobiernos autoritarios donde una muestra de duelo por determinada persona fallecida puede suponer un problema para la integridad física.
El duelo desautorizado está muy relacionado con el duelo ausente, pues también se produce un bloqueo de los sentimientos a modo de coraza para no tener que afrontar el hecho de la pérdida. Lo mismo ocurre con el duelo inhibido, que sufren quienes expresan sus sentimientos con gran dificultad, como personas dependientes por algún tipo de discapacidad mental.
En el caso del duelo desautorizado, existe una presión externa, que puede ser real o no, que condiciona a la persona doliente en la manifestación de sus emociones.
Afrontar un duelo desautorizado
Sin embargo, si depende de nosotros resolver ese duelo desautorizado, debemos hacerlo.
Expresar los sentimientos que nos ahogan, aunque sean contradictorios o creamos que no son adecuados en un momento concreto, ayuda a sobrellevar una situación que requiere de un largo proceso de interiorización y aceptación,
De hecho, sería adecuado buscar apoyo externo. Familiares, amigos e incluso ayuda profesional o libros para superar el duelo que nos tiendan una mano hacia la gestión de ese torrente emocional que significa la pérdida de un ser querido.
No hacerlo podría derivar en graves consecuencias a nivel anímico o incluso alterar el estado de salud mental y físico de una personal
Recibir herramientas adecuadas para gestionar el duelo es importantísimo para frenar consecuencias mayores e indeseadas.
Cómo ayudar a alguien ante un duelo prohibido
Seguramente, como ocurre con pacientes, víctimas, etc., lo que no necesita una persona que atraviesa un duelo desautorizado es que alguien intente quitarle hierro al asunto para animarla o que intente minimizar el problema.
Esto es frecuente cuando esos dolientes sufren, por ejemplo, la pérdida de un bebé prematuro o cuando no existía parentesco ni una relación estrecha con la persona fallecida.
En el segundo caso, los demás creen, y así lo hacen saber, que el dolor ha de ser menor e incluso que es correcto no expresarlo dado el tipo de relación.
¿Por qué sentirse mal por una persona a la que has visto en contadas ocasiones o con la que compartías solo momentos laborales?
En el primer caso se entiende que el dolor por la muerte de un bebé prematuro no puede equipararse al de un hijo con el que has compartido varios años de convivencia.
Pero, ¿acaso el dolor entiende de grados de parentesco o acumulación de tiempo?, ¿son los sentimientos algo que se pueda acotar y delimitar de forma calculada?, ¿sentimos todos igual?
Obviamente, el apoyo comienza por el respeto, la escucha atenta y la mano tendida a quien pueda necesitarla de la manera que desee.