Audir y Mémora colaboran en la elaboración de Duellum, la guía de celebraciones funerarias en las distintas confesiones. Conocemos cómo preparan el cuerpo en la religión judía, cómo de desarrolla el funeral y cómo perciben el más allá.
Se estima que hay más de 14 millones de judíos repartidos por todo el mundo. Es importante destacar que el Judaísmo considera la muerte como algo natural e incluso se dice que el Shabat es un recordatorio de los dos mundos: este y el venidero.
En la religión judía, cuando una persona está ante el final de sus días es un mandamiento ir a visitar al enfermo para reconfortarle y darle consuelo. En esos últimos momentos, además, el enfermo ha de confesar sus pecados y recitar el Shemá.
Cuando llega la muerte, el primer acto es que los familiares del difunto reciten el Tziduk Hadin, es decir, la justificación de la sentencia divina. Posteriormente se prepara el cuerpo, sin dejarlo nunca solo. En muchas comunidades hay una institución voluntaria, la Jevrá Kadisha que se encarga de cuidar, velar y preparar los cuerpos. Es muy importante que se trate el cuerpo con respeto, por lo que se lava con cuidado, se seca, se viste de manera sencilla con una camisa blanca y se cubre con una sábana blanca, poniendo sobre la espalda el talit que el difunto usó en vida. El ataúd ha de ser sencillo y se suele agujerear la base para que el difunto entre en contacto con la tierra. Es indispensable que todo el proceso sea sencillo para que la muerte sea igual para todos.
¿Cómo es un funeral judío?
El oficiante del funeral puede ser tanto un rabino como un hazan, sin embargo, la ley judía permite que cualquier judío adulto con conocimientos de liturgia pueda practicar el oficio. Cuando un familiar se entera de la muerte de un ser querido es habitual desgarrarse la ropa. Si el fallecido es la madre o el padre se desgarra el lado derecho; para cualquier otro pariente, el lado izquierdo. En el judaísmo progresista se corta una cinta negra prendida de la solapa del doliente.
En la capilla o en la sinagoga, se procede con la liturgia de los salmos, las oraciones y el elogio del difunto. Durante el entierro, se recita el kadish, se baja el ataúd a la tumba y antes de cerrarla se tira tierra sobre la caja para aceptar la muerte.
Las fases del duelo en el judaísmo
El duelo en el judaísmo se divide en diferentes periodos: el Aninut, periodo entre la muerte y el entierro, en el que hay que encargarse del fallecido y del entierro; el Shivá son los primeros siete días de duelo, en los que se celebra un servicio religioso diario en recuerdo del difunto; el Sheloshim, son los 30 días después del entierro; el Avelut son los 12 meses después del entierro; y el Yahrzeit es el aniversario, en el que se enciende una vela durante 24 horas. Cabe destacar que cuando se visita la tumba de un difunto se deja un piedra sobre la lápida como recordatorio.
La concepción del más allá para el judaísmo
El más allá en el judaísmo tiene distintas interpretaciones. Para muchos judíos la vida es para los vivos y la religión solo se centra en lo que se ha de hacer en este mundo. Pero también hay visiones que incluyen vida de la muerte como el Sheol, una especie de descenso a la tumba, donde el difunto se reencuentra con los familiares; la resurrección del cuerpo; o la reencarnación.
Es destacable que muchos pensadores judíos no creen que haya evidencia verificable del más allá, sino que alcanzamos la inmortalidad a través de la biología, de nuestra influencia y de nuestras acciones.