Audir y Mémora colaboran en la elaboración de Duellum, la guía de celebraciones funerarias en las distintas confesiones. La comunidad ortodoxa en España alcanza aproximadamente un millón de fieles, principalmente debido a la inmigración de Europa del Este. En el cristianismo ortodoxo no solo busca honrar al difunto, sino también facilitar su tránsito hacia una nueva existencia o liberación, al mismo tiempo que los asistentes generan méritos y beneficios espirituales para todos los seres.
El oficio fúnebre en la Iglesia Ortodoxa es una ceremonia sagrada que varía según el periodo litúrgico del año (como la Gran Semana o Pascua) y la condición del difunto (niño, adulto laico, monje, sacerdote, etc.). A continuación, se presenta una descripción del rito más comúnmente celebrado, el correspondiente a un adulto laico. Cabe destacar que este ritual tiene el carácter de sacramento, reflejando la profunda espiritualidad de la tradición ortodoxa.
Rituales previos al entierro
Antes del oficio principal, se realizan ceremonias preparatorias en caso de que el fallecimiento sea precedido por una enfermedad prolongada. Estas incluyen:
- La Recomendación del Alma: Oraciones dirigidas a acompañar al alma en su transición.
- La Deposición en el féretro: Incluye la bendición del cuerpo y del ataúd con incienso y agua bendita, la colocación de una cinta con la imagen de la Deesis en la cabeza del difunto, y la lectura de la Gran Oración de Absolución. En la tradición eslava-rusa, esta oración se escribe en un diploma que el sacerdote coloca en las manos del fallecido.
Inicio del oficio fúnebre
El ritual comienza con la recepción del féretro en la iglesia. El sacerdote, vestido con el epitrachelion y portando la cruz y el incensario, guía el cortejo mientras el coro entona el himno del Trisagio. El cuerpo se deposita frente al santuario, con los pies hacia el altar. El sacerdote inciensa el féretro por sus cuatro costados, simbolizando la purificación y la honra.
Objetos y elementos simbólicos
El oficio emplea diversos objetos cargados de simbolismo:
- Incienso: Representa las oraciones elevándose al cielo.
- Velas: Significan la luz de Cristo y la esperanza en la resurrección.
- Iconos: Se colocan junto al féretro como expresión de fe.
- Flores, vino, pan y pastel de grano (coliva): Estos elementos, aportados por los familiares, simbolizan la vida, la muerte y la resurrección.
Acompañamiento musical
La música juega un papel fundamental, pero únicamente a través de las voces del coro y el cantor, sin acompañamiento instrumental. Esta práctica subraya el carácter solemne y espiritual de la ceremonia.
Creencias sobre la muerte
La espiritualidad ortodoxa interpreta la muerte como la “Dormición”, un estado de descanso temporal en espera de la resurrección. Este entendimiento se basa en la muerte y resurrección de Jesucristo. Los fieles creen que la vida terrenal debe vivirse con amor hacia los demás y con la esperanza del encuentro eterno con Dios.
El término “cementerio” refleja esta visión. Derivado del griego koimētḗrion (dormitorio), el cementerio es visto como un lugar donde el cuerpo “descansa” hasta el día de la resurrección. Según esta fe, el alma, personalizada en el bautismo con su nombre y sellada con el Santo Oleo, reconocerá su cuerpo en el día del juicio final y volverá a unirse con él.
Diferencias entre tradiciones
Aunque las rúbricas generales son compartidas, existen variaciones regionales. Las tradiciones eslava y griega presentan diferencias menores en detalles como las oraciones específicas o la disposición de los elementos rituales.
Conclusión
El oficio fúnebre en la Iglesia Ortodoxa es una expresión profundamente espiritual y simbólica de la fe en la resurrección y la vida eterna. Cada elemento del ritual, desde el incienso hasta la música coral, está diseñado para acompañar al difunto en su tránsito hacia la eternidad, mientras brinda consuelo y esperanza a los dolientes. Este rito sagrado resalta la creencia en la continuidad de la vida más allá de la muerte, reafirmando la conexión entre lo terrenal y lo divino.