Funeral Blues y otros poemas para funerales laicos en los que inspirarse

Funeral Blues y otros poemas para funerales laicos en los que inspirarse
poemas para inspirarse
Funeral laico
Marzo 12, 2018
6 min
En la celebración de un funeral civil, una de las partes más importantes es la lectura. Es uno de los momentos más emotivos, ya que sirve para rendir homenaje a la vida de la persona fallecida a través de vivencias y experiencias personales.

En la celebración de un funeral civil, una de las partes más importantes es la lectura. Es uno de los momentos más emotivos, ya que sirve para rendir homenaje a la vida de la persona fallecida a través de vivencias y experiencias personales.

Cada persona es única y por ello su despedida también debe serlo, pero así como a veces, en la elección de la música para el funeral podemos optar por una pieza de sobra conocida, también si queremos hacer una lectura, podemos decidirnos por un poema célebre, como puede ser “el blues del funeral” (Funeral Blues).

 

Si estás buscando ideas de poemas para un funeral y no has oído hablar de este poema, seguramente si continuas leyendo lo reconocerás.

 

Funeral Blues, el poema de “Cuatro bodas y un funeral”


Una de las opciones más elegidas para la lectura en una ceremonia laica seguramente sea el poema Blues del funeral de W. H. Auden. Este poema se hizo muy popular gracias a la película «Cuatro bodas y un funeral» (1994) de Mike Newell,cuando uno de los protagonistas Gareth muere y Mathew, su pareja, le dedica unas palabras en el velatorio recitando este poema.

 

Detengan todos los relojes, corten el teléfono,

Impidan al perro ladrar con un suculento hueso,

Silencien los pianos y con apagado tambor

Saquen el féretro, dejen venir a los dolientes.

 

Dejen a los aviones circular gimiendo en el aire

Garabateando en el cielo el mensaje Él Muerto Está,

Pongan crespones alrededor de los blancos cuellos de las públicas palomas,

Dejen a los agentes de tránsito portar guantes de negro algodón.

 

Él fue mi Norte, mi Sur, mi Oriente y Occidente,

Mi semana laboral y mi descanso dominical,

Mi mediodía, mi medianoche, mi charla, mi canción;

Pensé que el amor duraría por siempre: Me equivoqué.

 

Ahora no se desean las estrellas: apáguenlas todas;

Empaquen la luna y desmantelen el sol;

Vacíen el océano y barran el bosque.

Pues nada ahora puede siquiera llegar a algo bueno.

 

Otros ejemplos de poemas e ideas para dedicatorias funerarias


La lectura de un poema como parte central del funeral civil es una acertada elección, que ayudará a crear un ambiente único y especial. Veamos a continuación algunos otros ejemplos de poemas quizá no tan famosos como el “blues del funeral”.

 

Poema “Todo dice sí”


El poema ‘Todo dice que sí’ de Pedro Salinas, es una de las composiciones más usadas en las lecturas de despedida:

Todo dice que sí.
Sí del cielo, lo azul,
y sí, lo azul del mar;
mares, cielos, azules
con espumas y brisas,
júbilos monosílabos
repiten sin parar.
Un sí contesta sí
a otro sí. Grandes diálogos
repetidos se oyen
por encima del mar
de mundo a mundo: sí.

 

Se leen por el aire
largos síes, relámpagos
de plumas de cigüeña,
tan de nieve, que caen,
copo a copo, cubriendo
la tierra de un enorme,
blanco sí. Es el gran día.
Podemos acercarnos
hoy a lo que no habla:
a la peña, al amor,
al hueso tras la frente:
son esclavos del sí.
Es la sola palabra
que hoy les concede el mundo.

 

Alma, pronto, a pedir,
a aprovechar la máxima
locura momentánea,
a pedir esas cosas
imposibles, pedidas,
calladas, tantas veces,
tanto tiempo, y que hoy
pediremos a gritos.
Seguros por un día
hoy, nada más que hoy
de que los no eran falsos,
apariencias, retrasos,
cortezas inocentes.
Y que estaba detrás,
despacio, madurándose,
al compás de este ansia
que lo pedía en vano,
la gran delicia: el sí.

 

El viaje es más importante que la meta: Poema de Ítaca


Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

 

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

 

Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Ítaca te enriquezca.

 

Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

 

Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.

 

Requiem de Robert Louis Stevenson


Este poema de Robert Louis Stevenson, escrito durante su enfermedad en 1880, «Requiem» es otro gran acierto para dedicar unas palabras en un funeral laico:

 

Bajo el vasto cielo estrellado
cavad una tumba y dejadme yacer allí.
Alégremente viví y con alegría moriré,
acostado con un último deseo.

 

Que sea éste el verso que graben para mí:
“Aquí yace donde quería yacer;
ha vuelto el marinero, ha vuelto del mar;
y el cazador ha regresado de la colina”.

 

Poema “Hasta luego”, una despedida personal


Nicanor Parra en su poema «Hasta luego» también dedica unas palabras a la despedida. Es otra opción que puede resultar muy acertada.

 

Ha llegado la hora de retirarse
Estoy agradecido de todos
Tanto de los amigos complacientes
Como de los enemigos frenéticos
¡Inolvidables personajes sagrados!

 

Miserable de mí
Si no hubiera logrado granjearme
La antipatía casi general:
¡Salve perros felices
Que salieron a ladrarme al camino!
Me despido de ustedes
Con la mayor alegría del mundo.

 

Gracias, de nuevo, gracias
Reconozco que se me caen las lágrimas
Volveremos a vernos
En el mar, en la tierra donde sea.
Pórtense bien, escriban
Sigan haciendo pan
Continúen tejiendo telarañas
Les deseo toda clase de parabienes:
Entre los cucuruchos
De esos árboles que llamamos cipreses
Los espero con dientes y muelas.

 

Cualquiera de estos poemas podría encajar en la despedida laica que quieres preparar.

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