Por duelo crónico entendemos aquel que se prolonga por un tiempo dilatado, sin una resolución satisfactoria para la persona que lo sufre, la cual, además, es consciente de que no consigue ponerle fin.
El duelo crónico formaría parte, a su vez, de uno de los apartados en los que puede definirse el duelo complicado. Este es un tipo de duelo cuyo nivel de intensidad provoca que la persona que lo experimenta se sienta desbordada, además de vivir conductas desadaptativas y permanecer de manera continua en ese estado, sin progresar hacia la resolución de ese proceso de duelo.
Duelo sin fin
Mediante el duelo llevamos a cabo una reacción de adaptación ante la muerte de un ser querido, que obliga a la persona a rehacer su vida, y a hacerlo desde una perspectiva distinta.
El duelo crónico es más habitual de lo que pudiera creerse. Así, el tiempo medio de la duración de un duelo suele establecerse en torno a los 6-12 meses, pero aproximadamente en el 10% de los casos persiste después del año y medio tras la perdida de la persona amada, e incluso puede cronificarse. Una cifra que es todavía mayor si el fallecido es un hijo.
Por tanto, cuando hablamos de un duelo crónico, lo hacemos de un tipo de clase de duelo sin resolver, que no remite con el paso del tiempo y que puede llegar a durar muchos años. Por eso, también se le conoce como duelo patológico o duelo complicado.
Por qué sucede el duelo crónico
El duelo crónico ocurre cuando una persona no es capaz de dejar de revivir de manera continua e intensa los sucesos relacionados con la muerte de un ser querido, y de ese modo, todo lo que le ocurre le llega a recordar esa experiencia.
Cuando alguien experimenta un duelo de este tipo es incapaz de amoldarse a su nueva vida y permanece sin aceptar el dolor, la tristeza y la ansiedad producto de recordar la pérdida.
Síntomas del duelo crónico
El duelo crónico se caracteriza por una serie de emociones, como experimentar una tristeza profunda, dolor y pensar de forma continúa sobre la pérdida del ser querido, así como la falta de concentración hacia aquello que no tenga que ver con la muerte de esa persona.
Del mismo modo, puede existir una amplia atención hacia los recuerdos de la persona fallecida o, por contra, una anulación excesiva de los mismos.
Todo ello junto a una añoranza ininterrumpida por el difunto, distanciamiento y falta de confianza hacia los demás, problemas para aceptar la muerte y un intenso resentimiento por la misma.
La persona que sufre un duelo crónico tiende a pensar, además, que la vida carece de cualquier sentido.
Por todo ello, cuando alguien experimenta un duelo crónico y vive todo este tipo de situaciones, se recomienda que reciba ayuda terapéutica, para que se identifiquen las tareas que no se han realizado para superar el duelo y se ayude a la persona a que pueda realizarlas y poner fin a esa situación tan dolorosa.