Arteterapia: paliar el dolor y expresar emociones

Arteterapia Karla Islas
Proyecto de Fundació Mémora en el Hospital Sant Pau de Barcelona
Arteterapia. Experiencia en primera persona
Junio 18, 2024
6 min
Karla Islas nos habla del paso de su marido por el proyecto de arteterapia en la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Sant Pau de Barcelona promovido por Fundación Mémora. Murió en julio del 2019 tras 12 meses del diagnóstico de cáncer. 

Karla Islas nos habla del paso de su marido por el proyecto de arteterapia en la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Sant Pau de Barcelona promovido por Fundación Mémora. Murió en julio del 2019 tras 12 meses del diagnóstico de cáncer. 

Carles Olivé García. Nació el 8 de diciembre de 1973, en Barcelona. Estudió Física y trabajaba como profesor de Matemáticas en la educación secundaria pública. Hablaba 6 idiomas con fluidez. Padre de dos hijas gemelas (Tura y Fiona, 2011). Apasionado por la música, tenía un oído privilegiado y tocaba diversos instrumentos. Casado con Karla Islas Pieck, su pareja los últimos 14 años de su vida. Murió el 20 de julio del 2019 tras 12 meses del diagnóstico de Glioblastoma multiforme grado IV. y de seguir diversos tratamientos como cirugía, quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia…

Entró en el proyecto de arteterapia en el Hospital de Sant Pau, promovido por la Fundación Mémora,  en primavera de 2019, semanas antes de su muerte, estando ingresado en la Unidad de Cuidados Paliativos. 

 

Hablamos con Karla Islas Pieck.

 

¿Cómo conocisteis la existencia de la arteterapia?
Durante su ingreso en la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital de Sant Pau a Carles le ofrecieron la arteterapia como parte de sus cuidados. Además, le propusieron participar en un estudio, a lo que accedió encantado.

 

¿El arte ya formaba parte de vuestras vidas antes de la enfermedad?
Carles tenía una gran sensibilidad artística, pero especialmente por la música. Las artes plásticas no formaban parte de sus actividades cotidianas antes de la enfermedad.

"Para él, era una forma de expresar sus emociones. Un espacio de autocuidado, de intimidad, de reflexión y también de comunicación con sus seres más cercanos"

¿Qué efectos provocaba esta terapia complementaria en tu marido?
Era el momento más esperado del día durante su estancia en Cuidados Paliativos. Para él, era una forma de expresar sus emociones. Un espacio de autocuidado, de intimidad, de reflexión y también de comunicación con sus seres más cercanos. Además, con las obras que iba pintando en sus sesiones se iba decorando su habitación del hospital, lo que contribuyó a conseguir un espacio más acogedor, alegre, personal y de alguna manera eso tenía un impacto positivo en el ánimo de todos los que le acompañábamos también.

 

El arte permite expresar muchas veces más de lo que somos capaces de hacer con palabras. ¿Cómo fue la evolución de sus obras a lo largo del proceso?
Las obras eran muy diferentes entre sí en función de la emoción que predominara en cada momento. Había algunas muy coloridas, con formas redondas y alegres. En tonos fríos. Y otras con trazos más duros, en tonos cálidos.

 

¿Recuerdas algún momento especial?
Varios. Destacaría uno en el que, ya en un estadio muy avanzado de su enfermedad y con muy pocas fuerzas, pintó junto a Tura y Fiona -nuestras hijas- una obra compartiendo trazos y emociones. También un día pintó con su padre, con quien no siempre había tenido demasiada comunicación, y para ambos fue una forma de comunicación nueva que encontraron muy reconfortante. 

"No hay una manera “buena” de poder atravesar por el proceso de acompañar a un ser querido en su proceso final de vida. Especialmente cuando se trata de una persona joven, padre de dos hijas pequeñas y con un montón de proyectos e ilusiones en el tintero"

Para un familiar debe ser duro vivir la etapa de final de vida de un ser querido. Otros familiares aseguran que la terapia también les ayudaba a ellos. ¿Qué impacto tuvo esta terapia en la familia?
Creo que no hay una manera “buena” de poder atravesar por el proceso de acompañar a un ser querido en su proceso final de vida. Especialmente cuando se trata de una persona “joven”, padre de dos hijas pequeñas y con un montón de proyectos e ilusiones en el tintero. Es un golpe extremadamente duro que quizá sólo puede imaginar quien lo ha vivido. Es una situación desgarradora que puede acabar con el ánimo y la fuerza de cualquiera. Pero creo que si algo puede ayudar a afrontar las cosas con la máxima entereza y serenidad posible es la actitud. Tanto de la persona que está en el proceso de final de vida, como de sus personas más allegadas, sus “puntales”.

 

En nuestro caso, tanto la ayuda de la psicooncóloga de Sant Pau, Eva Juan, como de la arteterapeuta, Nadia Collette, y de todas las personas tanto de la Unidad de Cuidados Paliativos de Sant Pau como del PADES, fueron esenciales. El acompañamiento emocional es fundamental para poder afrontar la situación desde el agradecimiento por las cosas buenas -que siempre las hay, aunque en momentos como estos cueste de verlas- y ser capaz de no dejarse dominar por el dolor.

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